Ya era un nuevo día y todo el proceso funerario estaba siendo llevado a cabo.

El día era tan oscuro como la vestimenta de las pocas personas que se presentaron en el funeral, entre ellas estaban la familia Jeon, Namjoon y Soojin, y también, irónicamente, Yoora y Jung Hyun.

Jungkook no se explicaba cómo ellos habían tenido el atrevimiento de presentarse alí, pero bueno, al fin y al cabo, sin importar las circunstancias, Taehyung era su hijo.

El féretro de madera oscura estaba sobre el agujero en el cual iba a ser sepultado, apoyado en unos soportes metálicos que lo mantenían en el lugar.

El rubio tenía una de sus manos sujetando con fuerza una de las de su madre, mientras que en la otra sostenía el león de peluche de Taehyung, y tenía la vista fija en el ataúd. Sus ojos estaban rojos por tanto llorar y picaban gracias al sol, por lo cual tenía una gafas oscuras puestas; Las lágrimas no dejaban de mojar sus mejillas en ningún momento.

Tenía un dolor inmenso en el pecho, y no planeaba hacerse el fuerte cuando todos sabían que el chico que estaba dentro de aquél féretro era su vida entera.

Una vez él mismo le había dicho a su Tete que si él moría, ya no iba a tener motivos para vivir; Y así se sentía.

Se sentía muerto por dentro, sólo sabía que seguía vivo porque su corazón seguía latiendo y sus pulmones seguían funcionando.

Taehyung se había llevado su vida con él.